
Como aquellas cosas buenas que sólo lo son si no suceden, hoy a vuelto a pasar. Esperábamos una larga y lucida caminata, y la lluvia nos obligo a volver a nuestros caminos urbanos, a nuestras cuevas rectas. Y parece mentira, pero nos encantaba sólo la idea de recordar el pasado otoño, el caminar sintiendo que tu y yo somos el mismo. Así que hoy ha sido un día extraño, agridulce por lo vivido, resacoso por lo sentido. Me imagino que los caminos a veces nos llevan a ningún sitio sin haber aprendido nada aparentemente o simplemente nos enseñan que complicados son, para que no les perdamos el respeto con nuestras botas de astronautas. Aquella sonrisa que apareció meses atrás y se fue con el mismo viento cálido sin permanecer apenas el tiempo necesario para abrir y cerrar los ojos, la vuelvo a recuperar viendo esta imagen...
No hay comentarios:
Publicar un comentario